Juan Moral

Juan Moral investiga sobre los efectos de la Antracnosis del olivo

El investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Juan Moral nos ha acercado a los avances en la investigación sobre la antracnosis del olivo durante los últimos 10 años.El olivo (Olea europaea subsp. europaea var. europaea) es uno de los primeros cultivos leñosos domesticados y se encuentra distribuido por todas las regiones de clima mediterráneo. La Antracnosis, causada por las especies complejas Colletotrichum acutatum y Colletotrichum gloeosporioides, es la enfermedad del olivo que más afecta a la calidad del aceite. Aun así, el efecto de la Antracnosis en la calidad del aceite es todavía muy desconocido.

En este sentido, Moral señala como esencial que se afronten estudios encaminados a dilucidar el efecto de las especies del patógeno, el cultivar de olivo y el tipo (latente o visible) y severidad de las infecciones de la aceituna en los distintos parámetros de calidad del aceite como la acidez, índice de peróxidos, K232, K270, compuestos fenólicos o ésteres alquílicos.

En un artículo de divulgación publicado en la revista ‘Grasas y aceites’, el grupo en el que trabaja Juan Moral señala que los síntomas más característicos de la Antracnosis se manifiestan en las aceitunas maduras aunque pueden observarse también en los frutos verdes, en función de la resistencia del cultivar, presión de inóculo y condiciones ambientales. Según los autores, las aceitunas afectadas presentan manchas deprimidas de color ocre o pardo, que crecen y pueden llegar a coalescer, dando lugar a su podredumbre parcial o total.

En el artículo, los expertos señalan que cuando el tiempo es húmedo, sobre las lesiones aparecen los órganos fructíferos asexuales del hongo (conidiomas acervulares o acérvulos), que emiten una sustancia gelatinosa rosa-anaranjada que contiene gran cantidad de esporas (conidios) y que le da el nombre de Aceituna jabonosa.  Además, los estudios reflejan que si baja la humedad y la temperatura se incrementa, las aceitunas afectadas se momifican. Asimismo, la investigación apunta a que el patógeno coloniza el pedúnculo desde el fruto infectado causando su caída, aunque algunas momias pueden quedar en la copa de los árboles entre campañas. El patógeno también puede colonizar las semillas de la aceituna a través del canal peduncular del hueso causando su podredumbre o afectando a la germinación y desarrollo de las plántulas que, en ocasiones, pueden morir (damping-off).

Los autores explican que el segundo síndrome asociado a la Antracnosis es la muerte de ramas. Inicialmente, las hojas del olivo muestran zonas necróticas que pueden avanzar hasta afectar a su totalidad. Las hojas marchitas terminan por abarquillarse y quedan adheridas a las ramitas dando lugar a un puntisecado generalizado que puede progresar hasta afectar a ramas principales.

Juan Moral señala que este segundo síndrome se ha asociado a la producción de toxinas del patógeno en la aceitunas afectadas y que se movilizan al resto del árbol. En España, el patógeno puede ser aislado de hojas infectadas aunque no llega a desarrollar acérvulos en condiciones de campo y sólo lo hace cuando las hojas están sometidas a elevada humedad durante varias semanas en condiciones artificiales.

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Olive // CC Wikimedia

Aunque durante los últimos años se han realizado avances importantes en el conocimiento de la epidemiología y control de la Antracnosis del olivo, los expertos aseveran que todavía quedan numerosas investigaciones por desarrollar para conseguir un control más eficaz y respetuoso medioambientalmente. “Por ello, actualmente estamos trabajando en el desarrollo de un sistema de toma de decisiones con un entorno informático amigable para los olivicultores”, explican. Con este sistema, los expertos esperan identificar los momentos óptimos de control de la enfermedad en función de las condiciones ambientales y de la resistencia del cultivar lo que derivaría en un ahorro sustancial de fungicidas.

Los investigadores subrayan que en el caso de la influencia del patógeno en la calidad del aceite de oliva, y a pesar de sus nefastas consecuencias, las carencias de conocimiento son aún mayores. Creemos que son necesarios estudios que aborden la influencia de la incidencia y severidad de la infección sobre la calidad del aceite incluyendo, además de los parámetros tradicionales, como la acidez y el índice de peróxidos, otros como el contenido de ésteres, subrayan los investigadores.

Además, el equipo considera interesante estudiar el efecto del patógeno sobre la calidad de los aceites elaborados con aceitunas afectadas por el patógeno pero que aún no muestran síntomas visibles, es decir durante el proceso de infección latente. Por último, señalan como esencial abordar el efecto varietal y etiológico en la calidad de los aceites procedentes de frutos afectados y la dinámica de degeneración de los aceites colorados. Afrontar estos trabajos requiere la colaboración necesaria de químicos del aceite y fitopatólogos.