Mosca del olivo // CC Wikimedia

Mosca del olivo // CC Wikimedia

Las plagas son uno de los principales condicionantes de la producción frutícola. El glosario de términos fitosanitarios de la FAO las define como cualquier especie, raza, biotipo vegetal o animal o agente patógeno dañino para las plantas o productos vegetales. Los planteamientos a los que se dirige el control de plagas en la fruticultura moderna se basan en el control integrado. Con el objetivo de mantener a las plagas por debajo de niveles económicamente aceptables, este tipo de técnicas se fundamenta en conocer el agroecosistema, seguir la dinámica poblacional de plagas y especies beneficiosas y utilizar métodos de control sostenibles desde el punto de vista del medio ambiente.

El profesor Pedro Guirao Moya imparte la asignatura ‘Control integrado de plagas’, en la que se profundiza en estos conocimientos. “Gran parte de la I+D en fruticultura está relacionada con la sanidad vegetal y, en concreto, con las plagas y su control”, explica el docente.

¿Cómo se puede cuantificar una plaga y sus daños o predecir su evolución?

Para conocer en un determinado momento el nivel de daño o el nivel de plaga, y también de las poblaciones de los enemigos naturales que las controlan, se recurre al muestreo.  El más directo es el que se realiza observando las plantas. Pero es importante conocer la forma de realizarlos para que sean precisos, se obtengan conclusiones válidas y a la vez sean fáciles de realizar. Existen también otras técnicas alternativas a la observación visual, como por ejemplo el empleo de trampas cebadas con atrayentes, como las feromonas y las kairomonas. También se puede predecir la evolución de plagas en las que se conoce su “integral térmica” o cantidad de energía que se tiene que acumular para que los individuos de la plaga se desarrollen, de modo que a partir de predicciones de temperatura es posible prever el momento en el que aparecerá un determinado estado de desarrollo.

¿Qué criterios se tiene en cuenta para llevar a cabo una intervención?

El control integrado no pretende eliminar las plagas, sino mantenerlas por debajo de determinados niveles o umbrales aceptables desde el punto de vista económico. Estos niveles se deben determinar a partir del estudio de la relación entre el nivel de la plaga y los daños en la cosecha, lo que se conoce como curva de daños. Y teniendo en cuenta aspectos económicos, como el valor de las cosechas, el coste de los métodos de control, su eficacia, rapidez de acción, etc. se obtiene un nivel práctico conocido como “Umbral Económico de Tratamiento”.  Se trata del nivel de población de la plaga partir del cual, si no se actúa, es probable que los daños sean superiores que el coste de tratarla.

El control integrado no pretende eliminar las plagas, sino mantenerlas por debajo de niveles aceptables desde el punto de vista económico

¿Qué características debe reunir una especie auxiliar?

Para que una especie depredadora o parasitoide ejerza un buen control, es importante que responda rápido a los aumentos de la plaga, que tenga una elevada capacidad de búsqueda cuando ésta se encuentra a un nivel bajo y que se adapte bien al agroecosistema. En las especies multiplicadas de forma artificial para las sueltas, sobre todo en cultivos en invernadero, es importante que tengan una cría fácil y rápida para que resulten económicas.

En el marco del control integrado, ¿se puede emplear control químico?

Sí, pero se intenta utilizar como último recurso. Es imprescindible considerar los efectos secundarios que pueden tener los fitosanitarios sobre las especies beneficiosas y sobre el medio ambiente.

¿Cuáles son los puntos clave fundamentales para poner en marcha un plan de manejo integrado de plagas en la plantación de un frutal?

Poner a punto un plan de manejo integrado es complejo. Este tipo de técnicas se fundamenta en conocer el agroecosistema, la ecología de las plagas del cultivo y de sus enemigos naturales. Es importante entender las relaciones entre los niveles de las plagas y sus daños para obtener “Umbrales Económicos de Tratamiento” ajustados. Además, se debe aplicar metodologías de muestreo adecuadas y conocer y utilizar de forma correcta todos los métodos de control. En cualquier caso, se trata de un proceso dinámico que suele requerir de continuos ajustes, en base a conocimientos y técnicas que surgen a partir de la investigación que se realiza en este campo.